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Foto del escritorEsgrima Tempo Fencing Club Madrid

El maestro de esgrima


Mi nombre es Ignacio Eufrasio Sierra Rodríguez, soy entrenador de esgrima y director de Tempo Fencing Club. En este texto quiero explicar (o más bien resumir) mi biografía hasta llegar a este punto de mi vida en el que, con 42 años decido fundar un club de esgrima en Madrid, la ciudad que me vio nacer. Esta es mi historia…:

Soy un veterano esgrimista que lleva dedicándose a enseñar este deporte de combate desde el año 2012. Mi pasión por las espadas viene de muy pequeño, de hecho, el primer recuerdo que tengo de algún juguete en mis manos fueron dos espadas que me regalaron mis pamas (una de ‘moros’ y otra de ‘cristianos) con las que jugaba a combatir en el pasillo de casa con mi padre y con los amigos que venían. Después ya en el colegio siempre quise hacer esgrima desde que me enteré que existía como actividad extraescolar. Así, empecé a practicar de niño muy chiquito desde los 7 años. Como esgrimista pertenezco a la generación de José Luis Abajo “Pirri” por edad y en florete llegué a compartir pistas con la generación de José Francisco Guerra “Chuti” por situarnos en el tiempo.


Durante mi etapa como floretista fui medallista en campeonatos nacionales y campeón regional de Madrid desde niño hasta que abandoné la esgrima a los 22 años. Mis mejores resultados a nivel nacional fueron una medalla de plata en Campeonato de España infantil y estar siempre entre los 8 mejores clasificados nacionales en mi categoría en toda mi carrera, aproximadamente entre el año 1990 y el 2000 desde infantil a junior. Me gustaría poder revisar la documentación de las competiciones de cuando era joven y poder ser más exacto pero esa información no está disponible. Una pena no se pueda consultar ese material en la federación española.


Más o menos a la vez que dejaba la esgrima y mientras estudiaba en la universidad, trabajé en la arqueología durante 10 años, haciendo un máster en esta materia al terminar mi licenciatura en sociología. Después llegó la crisis económica de 2010 y me di cuenta que la arqueología no era mi vocación.


Mi vuelta al mundo de la esgrima fue, primero como arbitro en 2011 y después como entrenador desde 2012 en el club Escuela de Esgrima Ateneo. Allí trabaje durante 8 años en los que pude acumular una extensa experiencia en la formación de cientos de personas de todas las edades, y decenas de medallas conseguidas por los atletas que formamos y entrenamos en el allí entre los que destacan dos oros en Campeonatos de España.

En este tiempo, sin ninguna duda, descubrí en la enseñanza mi verdadera vocación. Además, hacer esgrima es lo que más me gustaba hacer desde que era un niño. Y de eso no me di cuenta hasta que volví, lo tenía olvidado. Así que para mi fue un hallazgo el sentir, por primera vez en mi vida laboral que estaba desempeñando mi vocación.


Siguiendo ese mismo camino, en el año 2020 fundé el club de esgrima Tempo Fencing Club .


Este club nace con un propósito fundamental: la voluntad de transformar la pedagogía de la esgrima para conseguir que las personas desarrollen su máximo potencial sea cual sea su condición y sea cual sea el nivel competitivo al que quieran o puedan llegar. A nivel educativo es clave para mi que, desde la niñez a la adolescencia, el entrenamiento deportivo sirva para mejorar la autoconfianza.

En cualquiera de los casos, es mi objetivo de trabajo a través de este club el desarrollo y la transmisión de la teoría de la esgrima y del saber esgrimístico en España desde una base científica y basándome en la escuela italiana de esgrima y en la psicología del deporte.


Estos son los objetivos y los deseos que tengo para que Tempo Fencing Club sea un club que enseñe la mejor esgrima, a nivel de cualquier otro club de la elite mundial. Un lugar donde poder estudiar y comprender los secretos de nuestro deporte mientras enseñamos esgrima a todas las edades y condiciones. Un reto constante y lo que más me gusta hacer.


Sean bienvenidas todas las personas que quieran acompañarme en este camino, aprendiendo conmigo y de mi y yo de ellas. Gran parte de lo que he aprendido como maestro es gracias a todas aquellas personas que me han permitido enseñarles. Así que gracias, gracias a todas las personas que de uno u otro modo han participado en mi historia hasta llegar hasta este punto. Sin vosotras nada de esto hubiese sido posible. A todas ellas, otra vez: gracias.


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